Cómo manejar la soltería

Querida soltería

Yo he amado y me han amado mucho; y el amor no conoce de status civil.

El viernes, una de mis estudiantes de aproximadamente 40 años, quiropráctica de profesión,  me dice… “Lcda. Torres por la manera en que usted habla pensaría que está enamorada, me cuesta creer que sea soltera” le contesté: “yo he amado y me han amado mucho… y el amor no conoce de status civil”. Aparte de mi excelente contestación, digna de status en Facebook, lo que llamó mi atención fue la manera despectiva con la que utilizó la palabra “soltera”. Así que he me aquí,  analizando sobre la importancia que tienen las etapas en la formación del “yo”, pero en particular la de la soltería. 

Comenzaré dándote un perfil sobre mí. Soy Dianyelis Torres Torres, tengo 30 años, actriz por profesión pero para sobrevivir soy abogada, y hace año y medio soy soltera. Sé que a menudo encontrarás la típica mujer que te dice que es soltera porque quiere, por elección, (como si tuviera una colección de hombres esperando en su alacena para que los elija) y automáticamente levantas tu ceja con total incredulidad, pero en mi caso, es cierto. Yo sí elegí ser soltera, y no porque tenga una jauría de hombres esperando a que los pruebe, (la idea me resulta increíblemente tentadora pero lo más parecido que tengo a una alacena es Tinder, y desde María su contenido está más raquítico que los menús en cualquier restaurante del país). Soy soltera porque terminé una relación, estable, bonita, saludable de la que viviré agradecida eternamente y que en el momento de llevarla al próximo nivel, entendí con mucho dolor, que esa relación no era suficiente para mí. Así que un día me levanté, metí mis miedos a la maleta, olí su cuello por última vez, besé su frente y me fui. Ha sido la decisión más difícil de mi vida (romper un corazón duele y mucho) pero no hay día que pase en que no agradezca al universo por los ovarios que me dio, porque amiga que me lees, ha sido la decisión más acertada, no solo para mí sino también para él. 

Y así llevo año y medio, viviendo, sintiendo y aprendiendo. Durante este tiempo he podido recolectar conocimientos y experiencias que me hacen concluir que es imperativo que cada ser humano conozca, viva y abrace la soltería como una etapa de formación. Por eso, aquí va lo que he aprendido hasta ahora: 

La soltería te hace enfrentarte a ti, a tus miedos, a la soledad, a los traumas, a las inseguridades… y a fuerza de cantazo llega un momento en que te conoces lo suficiente para sentirte cómodo solo contigo (te aceptas). La soltería te lanza hacia lo desconocido, a lo que no es cómodo, ni seguro o estable. En ese trayecto comienzas a cuestionar los parámetros sociales y los conceptos como matrimonio, monogamia, fidelidad, infidelidad adquieren otro sentido (te saca del comfort zone, te quita las gríngolas).

La soltería te enseña que se puede amar de maneras diferentes dejando atrás la concepción de que para ser amor verdadero hay que conocerse bien, debe ser estable, duradero, monógamo, o que tenga como fin pasar el resto de la vida juntos y reproducirse. En mi opinión hay amores que duran dos citas y por lo efímero del tiempo, no se puede invalidar lo que sentiste. Que al fin y al cabo el amor dura lo que tenga que durar o hasta que una de las partes no desee continuar (maduras). 

La soltería es el estado más egoísta y delicioso… solo piensas en ti, en tus necesidades, en lo que quieres, en lo que no quieres, y tus actos solo te afectan a ti, así que si te equivocas solo te respondes a ti misma. La que haya tenido una relación prolongada coincidirá conmigo en que eso es puñeteramente liberador (libertad). 

La soltería es una etapa en la que te sumerges en nuevos amores, romperás algún corazón y, en más de una ocasión, te estrujaran el tuyo. Pero la sensación de lo desconocido, de lo nuevo, de esa primera cita, de ese último beso, de conocer un cuerpo nuevo, de tocar otra piel, de ver otro paisaje, otro país, tocar otra mano, sentirte nerviosa, desear otra boca y no tener certeza de que pasará… para mí no tiene precio ni comparación (te sientes viva).

Y no me mal intérpretes, en la soltería hay días que lo único que se te apetece son unos brazos a donde llegar en la noche, especialmente si es viernes o domingo y llueve; o si la vida te sorprende con una de esas grandes desgracias de las que, como humanos, nos toca vivir. Tampoco digo que ser soltera es mejor que ser casada o vivir en pareja, pues la vida me ha enseñado a no creer en lo absoluto, a no pensar en blanco y negro, por el contrario, me enseñó a bailar en los grises. Yo solo digo que la soltería es fundamental para crear y fortalecer la relación más importante en tu vida… la relación contigo mismo. 

Así que concluyó al decir que me da pena quién no pasó, sintió y vivió esta montaña rusa, porque hay días que es indeseable,  pero hay otros en los que dices: “¡Que etapa más cabrona!”

Por mi parte, no sé si lo que llamo etapa será en definitiva mi status civil. Pero si sé que no le temo, ni tengo prisa en salir de ella. Hoy por hoy me siento más mía que nunca y eso es gracias a ti… querida soltería.