
Hace unos días, mientras veía un documental, resaltaron estas palabras en mi mente: “Libera el cuerpo y la mente lo seguirá”. ¿Acaso esta es la respuesta a la salud mental perdida en nuestra sociedad? ¿Será posible que al recobrar la desnudez, logremos obtener el balance emocional que todos anhelamos?
No es ningún secreto que estar desnudo es una de las actividades más liberadoras que existen. Desde caminar desnuda(o) en tu casa, hasta quitarte el traje de baño en alguna playa o río solitario. Tener una conección del cuerpo con la naturaleza, sentir la brisa o el agua refrescando tu piel, traen sentimientos de felicidad, liberación y apropiación de tu cuerpo. Sin embargo, esto puede llegar a convertirse en un acto de rebeldía, pues en países como Puerto Rico y Estados Unidos la desnudez pública se considera un delito menos grave, en el código civil. (Artículo 136 - Exposiciones obscenas). Incluso las redes sociales y otras plataformas digitales han desarrollado políticas restrictivas sobre la publicación visual de desnudos, debido a múltiples quejas y alegaciones de contenido pornográfico.
Pero si la desnudez es nuestro estado natural al llegar al mundo, ¿por qué hoy día la mayoría de los países la consideran como algo sexual, inmoral, vulgar o privado?
En las sociedades medievales y renacentistas, los desnudos eran bastante comunes, especialmente en los baños públicos y en ambientes familiares. Incluso en la era Victoriana, antes de la invención de los trajes de baño, y hasta principios del siglo 18, en muchas partes de Europa central era normal para las personas bañarse desnudas públicamente en el océano, ríos y lagos. Pero ya para finales del siglo 18 esto cambió, y la desnudez pública se fue convirtiendo en un tabú propagado por los círculos conservadores y religiosos.
La frase que les mencioné al inicio, es el motto del movimiento alemán Freikörperkultur, mejor conocido como FKK, y cuya traducción es: Cultura de Cuerpo Libre. Este movimiento que comenzó en el siglo 18, antes de los Nazi y las Guerras Mundiales, apoya un enfoque naturista de la desnudez en la vida social y familiar cotidiana, sin guardar una relación directa con la sexualidad. El FKK se basó en una actitud hacia la vida donde el cuerpo desnudo no es una fuente de vergüenza. Gracias a esta visión normalizada de la desnudez, hoy día Alemania es uno de los pocos países con leyes liberales sobre la desnudez pública no sexual.
¡Qué bello, verdad!? Una actitud de aceptación del cuerpo, que desexualiza la desnudez. Esto suena como un verdadero escalón hacia la salud mental de cada individuo y, por ende, de un colectivo social.
El diario El País de España, reseñó un estudio donde se sugiere que la desnudez reduce el estrés y eleva la aceptación personal.
El documento “205 argumentos y observaciones en favor del naturismo” sostiene que el naturismo promueve la salud física, psicológica, social o sexual. “Es un bienestar que promueve una mayor aceptación de nuestro cuerpo, reduce el estrés, mejora la autoestima y favorece la superación de ciertos cánones de belleza que condicionan nuestra vida. La vestimenta focaliza la atención en la sexualidad, y el nudismo provoca lo contrario: normalizar la desnudez reduce el mercado del sexo", comentó Ismael Rodrigo, presidente de la Federación Española de Naturismo (FEN).
Por otra parte, el psicólogo Roberto Sanz en una entrevista a EFEsalud considera que es central la aceptación del cuerpo como parte absolutamente natural y única; porque ”los modelos sociales que nos imponen sobre los cuerpos son muy restrictivos e imposibles, no solo en el concepto de belleza, sino también en la sexualidad. Estos modelos distorsionan la relación que tienes con tu cuerpo, y como muy pocas anatomías se asemejan a los modelos impuestos, siempre generan sentimientos de inferioridad, de no encajar, una sensación de que no eres perfecto, y al no ser perfecto se tiende a ocultarlo con la vestimenta”.
Definitivamente privar al ser humano de su estado natural, ha resultado en una larga lista de trastornos a su psique. Por ende, si deseamos hacer verdaderos cambios en la salud mental de nuestra sociedad, debemos comenzar por aceptarnos a nosotros mismos.
- Vanessa Vila