
Es ilustrada con un gesto de calma mientras mata a un terrible demonio, sonriendo.
Esta Diosa nos enfrenta en diferentes áreas de nuestra vida; específicamente nuestros temores. Son esos obstáculos internos, que muchas veces no nos dejan decir lo que se quiere, ni poner límites cuando se necesita. Sin embargo esta diosa que habita en nosotras, con toda su sensualidad y feminidad, se montó en un felino y le tumbó la cabeza al más peligroso demonio. ¿Quién no quisiera ser Durga desde hoy?
Aprovecha esa hermosa mujer que habita en nosotras e invócala en situaciones que se te haga difícil poner límites. Ella también nos recuerda los momentos en que nos ofenden, actitudes, “que vienen del otro o la otra”; poniéndonos en alerta de que puede ser reflejo de nuestra propia sombra. Agradece cuando te hace consciente, sobre esos monstruos que guardamos por no enfrentar. Las mujeres debemos estar atentas y aprender a poner(nos) límites.
Afortunadamente contamos con muchas diosas guerreras que nos ayudan en nuestra vida a recobrar las fuerzas.
Déjate sentir.
- Rose Nieves